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15 febrero, 2017¿Cuánto tiempo necesitas para desconectar en vacaciones?

Ésta es una pregunta que recibimos a menudo y que no siempre es fácil de contestar.
Algunos estudios recomiendan tener a menudo vacaciones cortas, de una semana a diez días, para no sufrir un “shock” al volver al trabajo y evitar el síndrome de depresión post-vacacional.
Otros defienden que para poder desconectar en vacaciones es mejor tomarse un tiempo algo más largo y así poder dejar atrás el estrés del trabajo y del ajetreo diario.
Y la mayoría coinciden en que las escapadas de fin de semana son estupendas para relajarnos, parar reducir la ansiedad y hacer pequeños descansos de nuestra rutina.
¿Y qué opinamos nosotras?
Aunque en Creciendo de Viaje somos de tomarnos vacaciones algo más largas, de al menos dos semanas (Flavia a menudo incluso tres o cuatro), entendemos que cada circunstancia personal y cada momento del año requieren diferentes soluciones.
Las escapadas de fin de semana y las vacaciones cortas están muy bien para romper con la rutina, olvidarte de tu lista de cosas pendientes y pasar un tiempo relajado o divertido con familia, amigos o, simplemente, contigo mismo.
Sin embargo, si te encuentras bloqueado y verdaderamente necesitas un descanso para aclarar tus ideas, ¿crees que una escapada de fin de semana puede ayudarte a conseguir la paz mental que necesitas?
Nuestras vacaciones perfectas
Sé realista contigo mismo.
Necesitas desconectar y desbloquearte, antes de poder pensar con una mínima claridad. ¿Crees que vas a poder hacerlo en menos de una semana?
En mi caso, al menos, imposible.
Normalmente uso mis “vacaciones largas del año” (unas dos semanas) para viajar a algún destino nuevo, que me aleje de todo lo que conozco y de mis fuentes de estrés y donde pueda dedicar un tiempo a relajarme y a pensar en las cosas que suelo dejar de lado durante mi día a día.
Según van pasando los días, cada vez me siento más relajada y el ritmo de vida empieza a desacelerarse.
Normalmente esto es lo que ocurre:
La primera semana estás todavía con la cabeza en el trabajo; con las cosas urgentes que deberías haber hecho antes de irte y las “sorpresitas” que te vas a encontrar a la vuelta.Tienes tantas ganas de aprovechar, que haces miles de cosas y te comprometes con demasiadas personas a la vez. Según van pasando los días, los temas del trabajo empiezan a parecer menos importantes y cada vez temes menos las posibles consecuencias.
La segunda semana te liberas de la mayor parte del estrés mental y empiezas a recuperarte. Tu cuerpo se acostumbra al descanso y ya no te despiertas como por arte de magia a la hora que el despertador sonaría si tuvieras que ir a trabajar.Los días de vacaciones parece que ya no cunden tanto, pero en general te sientes más feliz y relajado. El trabajo es algo que recuerdas en la distancia y como mucho te preguntas: ¿habrá pasado algo con tal o cual asunto al final? Pero te sorprende ver que la respuesta no te preocupa demasiado.
En la tercera semana los días empiezan a volar, aunque no parece que estés haciendo gran cosa. ¿En serio ya han pasado más de dos semanas? Este pensamiento te pone algo nervioso, pero te lo quitas de la cabeza rápidamente mientras bebes un mojito con tus amigos. El estrés ha desaparecido y la vida te parece genial. ¡Felicidades! Parece que has conseguido desconectar en vacaciones, un verdadero logro.
Para la cuarta semana ya te has acostumbrado a la buena vida y empiezas a temer el momento de volver a la vida que dejaste. Aunque tu alto nivel de relax no te permite preocuparte demasiado. ¿Tu trabajo? Ya apenas recuerdas a qué te dedicas… ¿en serio estabas preocupado por aquel asunto? Te resulta surrealista. Tu cabeza flota y necesitas un par de días para volver a acostumbrarte a la rutina.
¿Te suena de algo?
Es posible que tú siempre hayas flotado entre la primera y segunda etapa y no recuerdes lo que es tener un mes entero de vacaciones desde que terminaste el colegio o la universidad.
Por eso en Creciendo de Viaje, solemos recomendar itinerarios de dos semanas.
No solo porque este tiempo permite alejarse un poco de tu ciudad y hacer viajes increíbles, sino porque consideramos que es importante dejar que el estrés vaya saliendo poco a poco y de forma natural.
¿Y qué hacemos con el síndrome postvacacional?
Hay algunos consejos para conseguir mitigarla, sobre todo si te vas de vacaciones durante un largo período de tiempo (tres semanas o más).
Entre ellos:
- no volver de vacaciones justo el día antes de empezar a trabajar, sino un par de días antes;
- volver a adaptar tu horario de vacaciones al de la semana laboral de forma paulatina;
- Tomarte la primera semana de trabajo con algo de calma
- Y sobre todo, tener una buena actitud.
La verdad es que parecen triviales, pero la mayoría los subestimamos.
Por ejemplo este verano cuando volví de mi viaje de dos semanas por la India y de conocer entre otros el maravilloso Taj Mahal, nuestro avión de vuelta aterrizó el Domingo a las 22:00 de la noche y el Lunes empezaba a trabajar de nuevo. Encima el martes me tenía que ir de viaje a Rotterdam y presentar unas cosas de las que ni me acordaba, así que os podéis imaginar el estrés con la preparación.
¡Fue la muerte y tardé semanas en readaptarme a la rutina laboral!
Y aunque no hay depresión postvacacional que pueda acabar con mis ganas de tomarme vacaciones largas y sustanciosas, para la próxima vez he aprendido la lección y me volveré al menos un día antes a casa. Aunque me duela perder un día potencial de turismo o de estar con mi familia o amigos.
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Ahora queremos oírte a ti: ¿qué duración tienen tus vacaciones perfectas?
Fuente de las fotos:
- Portada : Verano Playa por Stevebidmead en Pixabay con licencia Pixabay simplified license / con filtro respecto a la original