Hay destinos a los que viajar una vez en la vida. No hace falta más que hacer una rápida búsqueda en internet y tendrás listas para todos los gustos y colores. No hay solo una lista válida de destinos a los que viajar una vez en la vida, cada persona puede hacer la suya, dependiendo de sus intereses y aficiones.
Al igual que tú, yo he leído miles de listas con destinos a los que viajar una vez en la vida y con muchas de ellas estoy de acuerdo, con otras se me escapa un “¿cómo es posible que este lugar sea un imprescindible y se hayan olvidado de este otro?”. Seguro que sabes de lo que te estoy hablando ¿verdad?
Por eso hoy no quiero hacer de nuevo una lista de destinos a los que viajar una vez en la vida al uso. No quiero decir que el Machu Picchu sea un imprescindible en la vida de un viajero, porque puede que para mí lo sea, pero no para ti. O por ejemplo experimentar el silencio del desierto puede ser algo que a mí me dejó marcada, pero a ti no te cause la misma sensación y quizás la idea de pasar la noche en medio del desierto no es tu ideal de viaje o lo has experimentado y no te ha parecido nada excepcional.
Entonces, ¿de qué va esta lista? Esta lista de destinos a los que ir una vez en la vida es una lista en la que tú eliges a qué lugares ir. Así de fácil. A continuación te voy a describir un tipo de lugares y serás tú el que se imagine qué lugares visitar. ¿Preparado?
Sí, porque los sueños están para hacerlos realidad. Seguramente tengas en mente mil lugares a los que ir. Pero tú también tendrás al menos uno que tenga más fuerza que el resto. Vete ahí, haz realidad tu sueño y, después, busca uno nuevo que hacer realidad. Mi primer sueño hecho realidad fue visitar el Machu Picchu. Ahora ya no puedo parar de buscar nuevos lugares.
Viajar es descubrir, conocer, desconectar, aprender. Pero muchas veces pecamos de buscar demasiada información sobre el lugar al que vamos a visitar y puede que no dejemos nada a la sorpresa e improvisación. Por eso te recomiendo que en tu siguiente viaje elijas un destino y que te resistas a buscar información en internet o preguntar a tus conocidos y amigos por ese lugar.
Cuando viajé a Bulgaría, tenía un día que no sabía que hacer. Decidí ir desde Sofía a Plovdiv a pasar el día. Había muchos autobuses y se tardaba dos horas. No dudé en acercarme a conocer esta ciudad desconocida para mi. Sí, no soy una experta en este país y no conocía una de las ciudades más antiguas de Europa, lo reconozco. Pero es una de las cosas que me gustan de viajar, el aprender sobre un país o lugar nuevo. Cuando llegué a Plovdiv, me quedé con la boca abierta: teatros romanos, mosaicos, calles medievales y un largo etcétera que me dejó maravillada.
La primera que vez visitamos una ciudad, lo hacemos como meros turistas. Nos centramos en pasar por los puntos de interés más destacados. Esto conlleva a dejar de conocer este lugar a fondo para otra ocasión, que muchas veces no llega. ¿Te suena?
En este apartado se podrían meter muchas ciudades como Londres, París, Madrid, Nueva York, Roma o Barcelona. Pero estas ciudades son mucho más que sus edificios más destacados y se prestan a vivirlas en sucesivas visitas.En mi caso, hay una ciudad en la que he estado varias veces (y las que faltan) que me tiene enamorada, no tanto por ser bonita, sino por su ambiente y su estilo de vida relajado. Esa ciudad es Berlín. Si has estado ahí más de una vez, sabes de lo que te estoy hablando.
¿No te ha pasado que al volver a un lugar que creías conocer como la palma de tu mano has descubierto algo nuevo que te ha dejado desencajado? Esto suele pasar con ciudades que conocemos bien. Principalmente en las que hemos vivido largas temporadas y luego nos hemos ido, llevando este lugar siempre con nosotros.
De vez en cuando volvemos, para buscar esos lugares que nos hicieron ser felices. Pero en estos regresos se descubren rincones nuevos que nos hacen preguntarnos si realmente conocemos tan bien esta ciudad.Para este apartado yo no puedo elegir solo un sitio, sino que me tengo que quedar con Lerma, donde crecí, y con León, donde viví mis años universitarios y mis primeros años post-universitarios.
Muchos viajeros somos cabeza locas y cualquier destino que se nos ponga por delante lo aceptamos sin pensarlo demasiado. Pero hay gente que prefiere no salirse de una zona en la que se encuentra seguro, más que por no gustarte un lugar determinado, por tener miedo a lo desconocido y no saber desenvolverse en ciertas situaciones. Por ejemplo, mucha gente ve un obstáculo no saber inglés para no salir más de España o América Latina.
Pero es importante intentar, al menos, salir mínimamente de esos lugares en los que te sientes cómodo. Intentar desenvolverte en situaciones nuevas es aprender mientras viajas. No digo que de primeras, si no has salido de Europa, te vayas a Papúa Nueva Guinea. Pero Marruecos o Turquía son dos países muy válidos para empezar a tomar contacto con culturas diferentes a la nuestra.
Sí, has leído bien. La ciudad o pueblo en el que vives, incluso los alrededores, se merecen también tu atención. Viajar no es solo ir a cientos o miles de kilómetros de casa, sino también conocer lo que te rodea. En general, nos pasa a muchos que dejamos de lado muchos rincones de nuestro día a día porque ya tendremos tiempo. Pero ese tiempo nunca llega. Lo peor es que puede que dejemos en el tintero algunos lugares de una ciudad en la que hemos vivido varios años.
Cuando estuve viviendo en León, tardé muchos años en ir a ver la basílica de San Isidoro con su capilla sixtina del románico. ¿Cómo me olvidé de este lugar siendo esta una de las obras de arte más importantes de España?. Ahora en Stuttgart estoy intentando que esto no me pase. Hay que aprender de los errores. Por eso me gusta encontrar rincones de la ciudad en la que vivo, lejos del centro, pero que formen parte de ella.
Pocas sensaciones viajeras pueden igualarse a llegar a un lugar increíble y ser uno de los cuatro foráneos que se encuentran ahí. Nunca será igual, pero puede ser la experiencia más cercana a sentirte un explorador de verdad. Este lugar no tiene que ser necesariamente de difícil acceso. Puede ser un lugar olvidado por la mayoría de los viajeros por haber otros más destacados cerca. O también puede ser que no tengan una campaña de marketing tan buena como otros. Para desviarse a estos lugares se necesita, al menos, un día extra en tu planificación del itinerario estándar. Pero la recompensa merecerá la pena.
Personalmente, soy una adicta a estos lugares. En la mayoría de mis viajes largos intento incluir alguno que me parezca interesante. Empecé visitando los templos de Sambor Prei Kuk en Camboya, donde pude visitarlos en absoluta soledad. En Myanmar me enamoré de los templos de Mrauk U, una maravilla birmana poco explotada. Riung, el pueblecito pesquero de Flores (Indonesia), me enamoró desde el primer momento. De Madagascar me quedo con el viaje en 4×4 por la costa desde Morondava a Tulear. Ese trayecto fue una aventura en toda regla en la que pocos turistas se cruzaron con nosotros.
Nos gustaría que compartieras con nosotros esos destinos a los que viajar al menos una vez en la vida. Esos que para ti son imprescindibles. ¡No seas tímido y anímate!
Además, si crees que se nos ha olvidado un tipo de lugar al que viajar, ¡no dudes en decírnoslo y lo añadiremos a la lista!