¿Has hecho realidad un sueño que tenías desde que eras pequeño? Yo sí. No sé el motivo, pero desde que mi memoria viajera recuerda, siempre había soñado con ir al Machu Picchu. No soy experta en la historia Inca ni nada por el estilo, aunque siempre me han parecido interesantes la historia, historietas, leyendas y relatos sobre esta cultura. Así que en 2013 decidí hacer realidad un sueño que tenía desde hace muchos años y visité Perú. Pero he de decir que convertir en realidad lo que tenemos idealizado en la cabeza conlleva una serie riesgos que cualquier realizador de sueños está dispuesto a tomar. Si tú también estás en la misma situación que yo hace unos años, puede que también hayas pasado por las mismas fases que yo.
Todos tenemos sueños, pero no todos nos atrevemos a hacerlos realidad, o al menos a intentar que no se queden solo en un sueño. Hay gente que sueña con tener una casa o un coche. Algunos sueñan con tener una bonita familia. Otros con tener éxito en sus carreras. También los hay que sueñan con aprender a pintar o esquiar. El 90% de mis sueños tiene que ver con viajar. Sorprendido ¿verdad?
Me parece vital intentar que lo que realmente ansiamos en la vida se convierta en realidad, con todas sus consecuencias. Aunque es muy bueno soñar a lo grande, siempre hay que ser realista y luchar por tus sueños. No puedes soñar que te toque la lotería si nunca juegas, por ejemplo. Puede que un día te encuentres un boleto premiado en la calle, pero, seamos sinceros con nosotros mismos, es bastante improbable que pase. Si tu no luchas por hacer realidad tus sueños, nadie lo va a hacer por ti.
En el primer puesto de mis sueños viajeros estaba el ir algún día a visitar la ciudad inca sagrada del Machu Picchu. Un sueño bastante factible ¿verdad? Pues hay mucha gente que sueña con viajar a ciertos lugares y al final se quedan en sueños. Yo no iba a ser una de esas personas. Cuando empecé a viajar más a menudo y a tener más independencia económica, de vez en cuando se pasaba por la cabeza la palabra Machu Picchu. Me emocionaba y me asustaba a partes iguales. Sentía emoción por que ver con mis propios ojos lo que siempre has soñado. Pero me asustaba pensando el ¿y si no es como lo había soñado? Al final mis ganas de descubrir el Machu Picchu pudieron a las de la posible desilusión.
Durante 2013 estuve en Perú con tres muy buenos amigos de la universidad. No era la única que tenía este destino en su top 10, pero seguramente fuera la única que lo tuviera en el primer escalón. Después de unos pocos días en Perú, desde Cuzco, pusimos rumbo a Aguas Calientes en tren. De ahí, al día siguiente pronto por la mañana iríamos al Machu Picchu. ¡Qué nervios! Pero al levantarnos había niebla. ¡No podía tener tan mala suerte! Toda la vida esperando para ver el Machu Picchu y y ¿me lo iba a impedir la niebla? Tenía la entrada para subir al Huayna Picchu a primera hora. Así que me dije, Flavia, tranquila que la niebla se irá. ¡Y así fue! No se pudo ir en mejor momento, cuando casi estábamos arriba de esta montaña. Desde lo alto, pude ver lo que siempre había soñado: el Machu Picchu. Ahí estaba él, mirándome desde abajo; custodiado por hermosas montañas verdes, para que no fuera fácil dar con él; había guardado con recelo sus paredes durante muchos años y ahora las muestra orgulloso al mundo entero.
Me encantó la visita al Machu Picchu y hacer realidad un sueño no tiene precio. Pero, he de confesar, que si no hubiera subido a lo alto del Huayna Picchu, puede que no me habría gustado tanto. Es ahí, en lo alto de esta montaña, donde te quedas sin palabras. El entorno te sobrecoge y te sientes diminuta ante la grandeza de la naturaleza que te rodea. Pero pasear entre las ruinas propiamente dichas del Machu Picchu es interesante, pero no fascinante en mi humilde opinión. Aún así, no me arrepiento ni por un segundo arriesgarme a hacer realidad un sueño.
Con mi principal sueño viajero hecho realidad, tenía que poner de nuevo las miras en otro destino soñado. Quería volver a hacer realidad un sueño viajero. De los otros muchos que tenía en la lista no sabía cuál elegir. Pero el día que vi la película Samsara lo tuve muy claro. Mi próximo sueño a realizar era ir hasta Myanmar y perderme por los miles de templos que hay en Bagán. Al final la tarea de hacer realidad tu sueño engancha y al año siguiente cumplí otro sueño. Desde entonces tengo gran sueño en mente: la ruta de la seda. No sé si entera o como, aunque entre los lugares a visitar está Samarcanda en primer lugar.
¿Cuando haré realidad ese sueño? Espero que no se demore.
Y tú, ¿eres de los que hace realidad un sueño o prefieres que los sueños, sueños sean?