Sí, aunque a veces nos cueste reconocerlo, viajar puede llegar a ser bastante estresante.
Mira a ver si te suenan alguna de las siguientes historias:
Si tu trabajo te exige viajar frecuentemente, seguro que a menudo te has enfrentado a la situación de tener que reunirte a primera hora – y no, la reunión parece que nunca puede empezar al mediodía – con algún cliente que, casualmente, se encuentra en la otra punta del país y para el que tendrás que coger el primer vuelo que salga de tu ciudad, si tienes la suerte de tener un aeropuerto cerca, alquilar un coche a tu llegada y conducir durante al menos una hora a algún lugar remoto.
Y luego por supuesto estar en forma para la reunión, darlo todo con el cliente, para luego volver a conducir al aeropuerto y volver a casa hecho un despojo. Esto suponiendo que la aerolínea no decida cancelar tu vuelo y no tengas que pasar la noche en un hotel.
¿Crees que exagero? – En ese caso, seguro que nunca has trabajado en consultoría; hay bastantes historias peores.
Cuenta la leyenda que las vacaciones se usaban para relajarse y desconectar; viajar al mar o la montaña y no hacer nada más que tirarse en la playa o disfrutar de barbacoas en casas rurales.
En nuestra generación, ese concepto se ha diluido; no es nada poco común aprovechar las vacaciones para viajar al otro lado del mundo, viajar durante 12 horas el viernes por la tarde justo al salir del trabajo, o como mucho el sábado por la mañana, moverse de un lado a otro sin parar nada más que las horas justas para dormir y volver el domingo por la tarde, justo antes de empezar a trabajar el lunes, estando completamente exhaustos.
En el mejor de los casos, viajar supone una interrupción a tus rutinas normales, a tu horario semanal y tu forma automática de hacer las cosas. Y aunque en muchos momentos sea la solución perfecta para desconectar, para romper con el estrés y acabar con las prisas de la vida; en otros puede acabar siendo agotador.
En este contexto es posible que en algún momento mientras viajas llegues a sentirte desbordado.
Por eso en el post de esta semana os queremos proponer algunas técnicas de relajación sencillas que podéis usar mientras estáis de viaje – ya sea por trabajo o por vacaciones.
Para poner en práctica las técnicas que se describen a continuación no necesitarás más que diez minutos de tiempo. Su práctica regular, incluso cuando estés de viaje por trabajo en la peor de las situaciones, o cuando tus vacaciones estén resultando agotadoras, te ayudará a recuperar durante unos minutos tu paz interior y tu equilibrio, conectándote con tu cuerpo y con el estado natural de relajación de tu organismo.
Ésta es una de las técnicas de relajación más sencillas, pero más potentes para reconectar con tu interior y reducir los estados de estrés y ansiedad.
Además, no requiere de ningún material ni de preparación; puedes hacerla en cualquier lugar a cualquier hora y con sólo unos minutos notarás los beneficios.
Para practicarla, lo único que tienes que hacer es sentarte erguido o permanecer de pie, inspirar profundamente durante unos 3 o 4 segundos y luego expirar profundamente durante unos 7 u 8 segundos, mientras contraes los músculos abdominales. Es importante que el tiempo que utilices para exhalar sea al menos el doble que durante la inspiración; ya que esto te permitirá inhalar más oxígeno en cada inhalación, lo que hará que se reduzca la ansiedad y los niveles de estrés en tu cuerpo.
Puedes probar a ponerte una mano en el abdomen mientras practiques la respiración profunda, y observar cómo se dilata y se comprime con cada respiración.
Si tienes unos cascos a mano, algo que puede ayudarte a recuperar tu estado de equilibrio y desconectar de un entorno agitado durante unos minutos es meditar mientras escuchas sonidos binaturales.
Para meditar, no necesitas nada más que sentarte en un asiento cómodo, cerrar los ojos, y poner toda tu atención en un punto concreto, en tu respiración, o en una frase que puedes repetir, como “me siento relajado”.
Normalmente meditar mientras viajas no es fácil, debido a la gran cantidad de distracciones a las que estamos sometidos. Sin embargo, los sonidos binaturales y la música con ondas alfa, beta y gamma tienen la capacidad de sincronizarse con las frecuencias de tu cerebro y pueden facilitarte la concentración y la abstracción de tu entorno.
Si quieres más información sobre la música binatural, puedes leer este post que escribí en Llena tu vida.
Para practicar esta técnica de relajación, lo único que tienes que hacer es sentarte en una posición cómoda y poner en tensión tus músculos, para luego relajarlos.
Puedes empezar concentrando tu atención en una parte de tu cuerpo, como por ejemplo un brazo. Tensa el brazo ligeramente y aguanta la tensión entre 5 a 10 segundos. Después relájalo y concéntrate en la sensación que se libera desde él.
Haz lo mismo progresivamente con todas las partes de tu cuerpo: pies, piernas, nalgas, caderas, abdomen, espalda, brazos, cuellos y hombros.
El objetivo es que aprendas a reconocer la diferencia entre el estado de tensión y de relajación de cada parte de tu cuerpo, y que aprendas cómo debes relajarla en ese momento.
Esta última técnica de relajación que te recomendamos consiste en concentrar toda tu atención en el momento que estás viviendo actualmente.
Normalmente estamos sometidos a miles de estímulos; caminamos mientras hablamos, miramos el móvil o nos quejamos internamente de que hace frío o calor; estamos en casa con la tele encendida mientras picoteamos algo, comentamos el día de hoy y estamos pendientes de que no se nos queme la cena…
Depositar nuestra atención plena en un momento concreto; disfrutar por ejemplo la comida pensando solamente en lo que estás comiendo, en cómo masticas y tragas y nada más es un alivio para nuestro cuerpo de todas esas sobreestimulaciones.
Puedes intentar practicarla en cualquier lado y si notas que tu mente se distrae y empieza a pensar en otras cosas, debes obligarte a volver a dirigir tu atención hacia esa actividad.
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Con estas técnicas de relajación sencillas que os hemos descrito en el post ya no tienes excusas para no dedicarte 10 minutos a ti mismo y a liberar el estrés que puede generarse en tus viajes.
¿Quieres contarnos tu experiencia practicando alguna de ellas? ¡Estamos encantadas de oírte!
1 Comment
Un post bastante completito 🙂