El lago Titisee es un punto turístico clave de la Selva Negra, sobre todo durante la primavera y el verano, cuando sus orillas se llenan de bañistas y cada pocos minutos algún autobús descarga decenas de turistas que vienen a pasar el día.
Aunque normalmente la Selva Negra es un lugar que muchos toman para descansar y disfrutar de la naturaleza, el lago Titisee concentra el mayor número de turistas por metro cuadrado de toda la región y un buen número de restaurantes de comida alemana e internacional, cafeterías y tiendas.
Y aunque el verano sea la mejor temporada si se va buscando buen ambiente y refrescarse un poco, el invierno también tiene muchos atractivos que hacen que una visita merezca la pena.
Uno de ellos, es la ruta de senderismo alrededor del Titisee, la Seerundgang, que hemos hecho hoy aprovechando una escapada por la Selva Negra con motivo de disfrutar del último fin de semana de esquí de la temporada en la estación de Feldberg.
Hace algunos meses escribí un post sobre el lago Titisee donde recomendaba esta ruta, para estirar las piernas y disfrutar de unas preciosas vistas al lago.
La ruta no es demasiado larga, se puede hacer durante aproximadamente una hora y media y discurre por un sendero plano y de dificultad muy sencillita. Y aunque normalmente la idea de senderismo es hacer la ruta con buen tiempo y durante la temporada alta, hoy hemos podido comprobar que también es muy recomendable para hacer en invierno – se disfrutan de unas vistas diferentes y un paisaje impresionante, además de que el tramo que es de asfalto y normalmente resulta un poco más feo se agradece más que en verano porque no está cubierto por la nieve ni el barro congelado.
Aunque estamos en marzo, debido a la ola de frío siberiana que ha dejado temperaturas de -15grados por toda Alemania durante casi dos semanas, la superficie del lago estaba completamente congelada y, a pesar de las indicaciones de que es peligroso, muchas personas estaban paseando por ella.
Confieso que no hemos podido resistirnos a pisar la superficie y hacernos una foto rápida. Eso sí, con mucho respeto y quedándonos muy cerquita de la orilla.
Después de la foto de rigor sobre el Titisee congelado, hemos empezado la ruta por sus alrededores.
La ruta no tiene pérdida y está perfectamente indicada desde prácticamente cualquier lugar del lago. Oficialmente tiene unos 5,5km, aunque nosotros midiéndolo desde el aparcamiento, hemos acabado haciendo algunos más.
El tramo – según lo ha medido el Endomondo y el gps de mi móvil – es el siguiente:
Algunos de los tramos del principio tenían aún un poco de nieve, pero habían echado sales y gravilla y no resbalaba.
Nuestros amigos, que son bastante todoterreno para las caminatas, se han venido con su carro de bebé de gemelas y la han hecho sin ningún problema. De hecho, yo tenía que ir corriendo detrás de ellos, porque según dicen siempre que cogen el carrito y empiezan a andar empiezan a sentir lo que llaman “el poder del carro”; una energía misteriosa que les hace andar a todo trapo.
No hay nada como entrar el calor en unos baños termales y por suerte en la selva negra hay varios lugares para disfrutar de aguas termales; como por ejemplo las termas Badeparadies del Titisee. Muy cerca del lago se encuentran estas termas con piscinas calientes cubiertas y al aire libre, sauna y zona de toboganes, que seguro que te ayuda a relajarte y a terminar un día redondo.
La experiencia merece la pena completamente; es una ruta apta para todos los públicos con una duración más que moderada y hemos podido disfrutar de unas vistas muy bonitas del lago congelado.
Nos ha servido para estirar las piernas y quitarnos las agujetas de esquiar – una buena guinda para uno de los últimos fines de semana de invierno.
Con nuestra guía personalizada Paso a Paso en la Selva Negra, te ayudaremos a crear un viaje a medida, para aprovechar cada uno de los días al máximo.
La Selva Negra es el lugar perfecto si buscas disfrutar de la naturaleza y sus colores en estado puro, pasear por sus pueblos que parecen sacados de cuento con casas de entramado de madera y flores, recorrer castillos, palacios y monasterios o bañarte en sus ríos o lagos.