Alemania tiene tantos castillos que si haces un viaje por este país te sentirás como en un cuento medieval. De norte a sur y de este a oeste podrás visitar algunos de los castillos más bonitos de Europa. En este post te contamos los 12 castillos más importantes de la ruta de los castillos por Alemania. ¡Comenzamos!
El castillo de Hohenschwangau («Schloss Hohenschwangau» en alemán) es una visita imprescindible en la ruta de los castillos de Alemania. Se encuentra situado a escasos 2 kilómetros del castillo de Neuschwanstein, el castillo más famoso de Alemania.
La cercanía al castillo de Neuschwanstein ha hecho que el castillo de Hohenschwangau haya pasado a un segundo plano. Sin embargo, su visita es realmente interesante e imprescindible para conocer la historia de Luis II y su “locura”.
En 1832, el rey Maximiliano II de Baviera se encontró con las ruinas del antiguo castillo de Schwanstein y compró las tierras. Allí construyó el castillo de Hohenschwangau, que convirtió en su residencia de verano. El castillo está situado en un entorno idílico, con los Alpes Bávaros de fondo y los lagos Alpsee y Schwansee a sus pies.
Aquí nació el futuro Luis II de Baviera y al que se conocería más adelante como “el Rey Loco”. Luis II se enamoró del entorno del castillo de Hohenschwangau y empezó a planificar la construcción de su propio castillo para ser un rey de cuento. Desde su habitación en Hohenschwangau podía observar como evolucionaron las obras del castillo de Neuschwanstein. Tras la muerte de Luis II, el castillo siguió habitado por sus sucesores hasta que tras las Segunda Guerra Mundial pasó a manos de una entidad privada.
“Tengo la intención de hacer reconstruir la vieja ruina del castillo de Hohenschwangau en el desfiladero del Pöllat al estilo auténtico de los antiguos castillos alemanes. (…) El lugar es uno de los más bellos que se puedan encontrar, inaccesible y sagrado.”, escribió Luis II rey de Baviera en 1864. ¡Y vaya si lo consiguió!
El castillo de Neuschwanstein es el castillo más conocido de la ruta de los castillos de Alemania y un icono del turismo de Baviera, con casi medio millón de visitantes anuales.
Este castillo nació en el imaginario de Luis II, conocido como “el Rey Loco”, que fantaseó con la idea de poseer un castillo medieval idealizado. El castillo de Neuschwanstein se empezó a construir en 1869, pocos años después de su ascenso al trono. En la época en la que fue construido los castillos no eran necesarios desde el punto de vista defensivo y estratégico, por lo que su diseño es estético y no funcional. Sin embargo, Neuschwanstein nunca llegó a ser el refugio ideal soñado por Luis II, ya que las obras se retrasaron y durante su vida no llegó a vivir allí ni 200 días en total.
Posiblemente este castillo te resulte familiar y es que Neuschwanstein, con un aura fantástica y de cuento de hadas, es el castillo que inspiró a Walt Disney para diseñar el castillo de la Bella Durmiente de Disneyland.
Situado a 50 kilómetros de Stuttgart, se encuentra el castillo de Hohenzollern («Schloss Hohenzollern» en alemán), uno de los castillos más populares de Alemania.
Este castillo perteneció a la Dinastía Hohenzollern, una familia que llegó al poder durante la Edad Media y gobernó Prusia y Brandeburgo hasta el final de la Primera Guerra Mundial.
Aunque la primera parte del castillo se construyó durante el siglo XI, fue entre 1454 y 1461 cuando se erigió un segundo castillo más firme y grande que sirvió de refugio a la familia de la Dinastía Hohenzollern en tiempos de guerra. A finales del siglo XVIII el castillo perdió su importancia estratégica y fue abandonado.
Federico Guillermo IV de Prusia edificó un tercer castillo, que es el actual, entre 1846 y 1867, inspirado por la arquitectura neogótica inglesa, así como en los castillos del Loira.
Entre los tesoros históricos que hoy alberga el castillo se encuentra la corona de Guillermo II, efectos personales de Federico II de Prusia y una carta de George Washington en la que agradece el servicio de la Casa de Hohenzollern en la Guerra de Independencia de Estados Unidos.
El castillo de Lichtenstein («Schloss Lichtenstein» en alemán) es uno de los castillos más bonitos del estado de Baden-Württemberg. Aunque tiene un nombre muy parecido, este castillo no está situado en Liechtenstein, el pequeño país situado entre Suiza y Austria.
El duque Guillermo de Urach se inspiró en la novela “Lichtenstein” de Wilhelm Hauff para construir este castillo sobre los restos de un castillo medieval, entre 1839 y 1842. El arquitecto Carl Alexander Heideloff diseñó el castillo de estilo romántico neogótico.
Actualmente el castillo todavía es propiedad de los Duques de Urach, pero está abierto a los visitantes. Contiene una importante colección de armas y armaduras. Hay que tener en cuenta que durante los meses de enero y febrero, el castillo permanece cerrado al público.
El castillo de Heidelberg es un castillo de origen medieval y el monumento más relevante de la ciudad de Heidelberg. Está situado a 80 metros sobre una de las laderas de la ciudad, desde donde hay unas vistas preciosas del casco antiguo de la ciudad.
La edificación más antigua del castillo data de antes de 1214, aunque posteriormente fue ampliado en 1294. Varios rayos, las guerras y los incendios han destruido el castillo a lo largo de los años y actualmente está parcialmente en ruinas.
Aún así, las edificaciones del palacio figuran entre las más importantes estructuras renacentistas al norte de los Alpes.
Situado a unos 50 kilómetros al sur de Coblenza, se construyó el castillo de Stahleck («Schloss Stahleck» en alemán) en el siglo XII, en un risco a unos 170 metros sobre el nivel del mar. La traducción de su nombre es “castillo inexpugnable sobre un espolón de montaña” aunque tal nombre no le salvó de ser destruido en algunas ocasiones.
Tiene forma rectangular y el edificio principal destaca por sus ventanas en el exterior y sus lámparas de araña en el interior. La Torre del Homenaje mide 70 metros y es circular. Actualmente es un albergue juvenil y como puedes imaginar es uno de los albergues más populares y visitados de la zona.
Situado en el valle de Mosela, el castillo de Reichsburg Cochem (“Schloss Reichsburg Cochem” en alemán) es una de las paradas en la ruta de los castillos de Alemania.
Fue construido en torno al año 1000 y el castillo pasó por varias manos hasta que en 1689, las tropas francesas destruyeron el castillo, al igual que muchas otras fortificaciones de los valles del Rin y del Mosela. Desde esta fecha hasta el siglo XIX los franceses ocuparon el castillo. Entre 1868 y 1877, Louis Ravené, un industrial prusiano, compró la finca y comenzó la reconstrucción del castillo de estilo gótico, dotándolo de su aspecto actual.
En 1942 el castillo pasó a ser de dominio público y desde 1978 pertenece a la ciudad de Cochem.
A unos 100 kilómetros de Frankfurt y unos 120 kilómetros de Colonia puedes visitar el Castillo de Marksburg («Schloss Marksburg» en alemán), el único castillo a lo largo de Rin que nunca ha sido destruido.
El castillo está situado en un paisaje privilegiado, a unos 150 metros sobre el río Rin y con unas vistas excepcionales. Es un claro ejemplo único de fortaleza medieval. Fue construido entre los siglos XIII y XV, tiene varios anillos defensivos, edificios residenciales y una gran torre defensiva. En 2002 fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
El Castillo de Eltz («Schloss Eltz» en alemán) es uno de esos castillos que parecen sacados de un cuento y que no debes perderte en tu ruta de los castillos de Alemania.
Fue construido en el siglo XII y pertenece al tipo de castillos denominados “Ganerbenburg”, es decir, castillos que pertenecen a una comunidad de herederos. Está dividido en varias partes, que corresponden a las diferentes familias o ramas de una familia. Lo interesante es que hoy en día sigue siendo propiedad de una rama de la misma familia que vivía allí en el siglo XII.
La arquitectura del castillo es excepcional. Tiene paredes entramadas, tejados puntiagudos y ocho torreones de 35 metros de altura. Su visita al interior es altamente recomendable, ya que se puede encontrar mobiliario auténtico del castillo.
En el estado de Hesse, muy cerca de Frankfurt, puedes visitar el castillo de Braunfels («Schloss Braunfels» en alemán), un castillo que ha cambiado de apariencia a lo largo de los siglos y un lugar interesante en tu ruta por los castillos de Alemania.
Originalmente fue construido en el siglo XII por la familia noble Solms-Braunfels que la convirtió en su residencia. A lo largo de los siglos ha sido reconstruido en varias ocasiones y los propietarios, amantes de la construcción, fueron realizando continuamente ampliaciones a su castillo. Las últimas remodelaciones del Castillo de Braunfels fueron en 1845, momento en el que se remodeló en estilo neogótico, y en 1880, momento en el que adquirió su actual silueta, con numerosas torres pintorescas y ventanales.
El castillo de Drachenburg («Schloss Drachenburg» en alemán) es un castillo palaciego situado en la colina Drachenfels, a orillas del río Rin, y es una parada imprescindible en tu ruta de los castillos de Alemania.
Fue construido en tiempo récord de tan solo 2 años (entre 1882 y 1884) y fue la supuesta residencia del barón Stephan von Sarter, un corredor de bolsa y hombre de finanzas, quien sin embargo nunca habitó en el castillo.
Actualmente, el castillo está totalmente restaurado, tanto por fuera como por dentro y gran parte de sus habitaciones pueden ser visitadas. Lo más bonito, sin duda, son sus jardines, desde los cuales se tienen unas vistas muy bonitas del río Rin.
El castillo de Moyland («Schloss Moyland» en alemán) es uno de los edificios neogóticos más importantes de Renania del Norte-Westfalia. Su nombre significa “país hermoso” y proviene de la palabra holandesa Mooiland.
La fortificación de Moyland aparece documentada por primera vez en 1307. Muchos son los personajes ilustres que han pasado por este castillo, como Federico II de Prusia, el filósofo Voltaire o Winston Churchill. El edificio es actualmente un museo, en el que se exhiben las obras del artista alemán Joseph Beuys, con casi 5.000 piezas de su obra, y de los hermanos van der Grinten, entre otros artistas.