El fin de semana pasado decidimos alejarnos de la selva negra y Baden Wurtemberg, para conocer una nueva zona: la cuenca del río Mosela a su paso por el estado federado alemán de Renania-Palatinado (Rheinland-Pfalz).
La idea era visitar el famoso castillo de Eltz, y aprovechar los últimos días de agosto para hacer una buena ruta de senderismo por la naturaleza y disfrutar de los campos verdes en todo su esplendor, ya que el otoño está a la vuelta de la esquina y en breve el paisaje cambiará radicalmente.
El fin de semana salió redondo, así que os cuento con detalle cómo lo planificamos todo, por si tenéis interés.
Buscando alojamiento bueno-bonito-barato para cuatro personas en los alrededores, encontramos por Booking este apartamento privado en el pueblo de Burgen que parecía prometerlo todo.
Burgen es un diminuto pueblo que se encuentra justo a las orillas del río, en un entorno precioso y que parece verdaderamente sacado de un catálogo de viajes. Su ubicación, a unos 20 minutos del castillo de Eltz, además de su buena oferta, nos acabaron convenciendo.
Foto del atardecer desde las orillas del río Mosela en el pueblo de Burgen. ¡Sin filtros!
El apartamento era lo suficientemente espacioso para los 4 y nos permitía usar una barbacoa en el jardín… ¿qué más se puede pedir 😉?
Los dueños de la casa fueron amabilísimos, así que si vais buscando alojamiento cerca del río Mosela os recomiendo sin duda echarle un vistazo.
Como no somos grandes fans de madrugar el fin de semana, sobre todo cuando queríamos usar la escapada para relajarnos, nuestra idea era hacer una ruta de unas tres o cuatro horas como máximo, que llegara al castillo a buena hora de modo que pudiéramos visitarlo por dentro antes de que cerraran.
Después de mucho investigar las decenas de rutas que se pueden hacer en los alrededores, nos decantamos por una caminata entre el castillo de Pyrmont y el castillo de Eltz, que discurría atravesando el bosque y con pequeños tramos paralelos al arroyo Elzbach.
El recorrido, al menos sobre el papel, era de 9,5km – estimado con unas 3 horas de duración. Justo lo que andábamos buscando.
Aunque normalmente me gusta hacer rutas circulares, que empiecen y acaben en el mismo sitio, para poder dejar el coche cerca, la ruta ofrecía un autobús shuttle que conectaba el castillo de Eltz con el aparcamiento del castillo de Pyrmont, por lo que era factible hacerla sin estresarse demasiado.
Puedes consultar más información sobre la ruta en esta página.
Ni qué decir tiene que, como es costumbre, nos perdimos y acabamos haciendo bastantes kilómetros más…
A estas alturas seguro que no te sorprende (creo que aún no se ha dado el caso en el que no nos hayamos perdido un poco), pero realmente íbamos un poco relajados, simplemente siguiendo los carteles de indicación de la ruta y confiando que los carteles con la flecha de color naranja fueran los que realmente nos dirigían al castillo de Eltz.
Tampoco llevábamos GPS ni un mapa, además no había absolutamente nada de cobertura móvil en todo el camino, por lo que no habría servido de gran ayuda.
Al final la ruta que acabamos haciendo, que si bien se parece bastante a la original, pero con algo más de 13 kilómetros en lugar de los 9,5 indicados, fue la siguiente:
Eso sí, la ruta era preciosa – no encontramos apenas a nadie en el camino y verdaderamente nos daba la impresión de estar en algún bosque perdido en lugar de tan cerca del popular castillo de Eltz.
En mitad de la ruta – caminando por el bosque cercano
Confieso que nos quedamos con la boca abierta.
Sí, habíamos visto algunas fotos, pero verlo en directo después de las casi cuatro horas de senderismo por bosque cerrado, levantándose de golpe sobre aquella colina, fue espectacular.
El castillo de Eltz, precioso, desde un mirador cercano al aparcamiento principal
Creo que la caminata fue fundamental para apreciar mejor al castillo y que no habría sido lo mismo si hubiéramos llegado y aparcado el coche en el aparcamiento cercano.
El castillo de Eltz, al igual que otros castillos alemanes, es de propiedad privada y ha pertenecido a la familia de Eltz en los últimos 800 años.
El castillo se construyó a principios del siglo XII y, a pesar de sufrir numerosas reformas y de ser afectada por un incendio que se llevó parte de las riquezas, ha sido una de las únicas fortalezas en Alemania que nunca pudo ser conquistada.
La fortaleza inicial se fue ampliando para dar cabida a diferentes familias, incluyendo la casa Kempenich y la casa Rodendorf, que siguen formando parte del conjunto. Hoy en día solo se puede visitar una pequeña parte del castillo original, ya que otras habitaciones se siguen utilizando por la familia propietaria, que hoy en día vive en la ciudad de Frankfurt.
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Por nuestra parte nada más llegar, lo primero que hicimos fue sentarnos a comer en el Biergarten del castillo. Aunque habíamos desayunado bastante, la ruta nos había dejado a todos muertos de hambre y necesitábamos una pausa.
El restaurante del castillo era lo que esperábamos: carísimo y de calidad bastante justita. Pero bueno, ya nos lo imaginábamos, así que tomamos algo ligero y decidimos cenar temprano.
La entrada al patio principal era gratuita, pero si quieres visitarlo por dentro y conocer sus habitaciones es necesario comprar una entrada para un tour guiado.
Patio principal del castillo de Eltz – hasta aquí se permitía entrar sin comprar ticket
El tour duraba unos 45min y había en alemán o inglés. El precio de la entrada si no recuerdo mal era de 10€ por persona (sí, a mí también me pareció abusar un poco) e incluía una visita a las principales habitaciones del castillo.
Puedes consultar información en la página oficial del castillo.
El recorrido por dentro fue interesante, aunque realmente lo más bonito del castillo son las vistas y su imponente ubicación, en las colinas verdes y sin un alma a los alrededores.
Cuando terminamos la visita salimos corriendo a coger el shuttle bus que nos llevaba de vuelta al castillo de Pyrmont – llegamos con el tiempo justo de no perder el último autobús, que pasaba sobre las 5 de la tarde.
Tanto a mí como a mis amigos nos encantó la escapada al castillo de Eltz y es una visita más que recomendable si estás en los alrededores. Al día siguiente visitamos un pueblo precioso, Cochem, pero esto ya lo dejo para otro día 😉, que el post de hoy ya me ha salido bastante largo.