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La mayoría de las personas tenemos algún lugar que, sin ser especialmente exótico ni estar particularmente alejado de nuestros sitios cotidianos, nos ayuda a poner nuestra vida en pausa y a sentirnos verdaderamente relajados y tranquilos.
Y esto, en nuestras vidas llenas de acción, a veces resulta del todo necesario.
Aunque te consideres una persona muy activa, que disfruta haciendo varios hobbies diferentes en un breve espacio d tiempo, que no ha terminado un plan cuando ya esta empezando el siguiente o que comparte la filosofía de «ya habrá tiempo para dormir en la próxima vida», seguro que tienes un lugar de descanso, un lugar especial que de algún modo te relaje y donde seas capaz de bajar el ritmo y resetear.
Y, al contrario de lo que puedas estar pensando, no necesitas viajar para desconectar, porque este lugar suele estar normalmente al alcance de tu mano y muy cerca de ti, esperando simplemente que te decidas a pasar tiempo en él.
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¿Cómo reconocer nuestro lugar de descanso y desconexión?
Si bien es cierto que cada persona puede encontrar paz mental, física o espiritual en un lugar muy distinto, hay algunas características comunes de todos los lugares que suelen cumplir esta función:1. Están inmersos en la naturaleza
Por mucho que la tecnología avance, y por mucho que seamos capaces de crear lugares sorprendentes, divertidos, animados o que nos dejen la boca abierta y nos quiten el hipo, nada, nada ha sido capaz aun de sobrepasar a la naturaleza para crear lugares donde recuperar tu equilibrio. Puede que haya algún sitio hecho por la mano del hombre que te resulte especial y sea capaz de causar ese efecto en ti, pero es curioso observar que la gran mayoría de las personas seguimos dejándonos llevar por nuestros instintos naturales y somos capaces de reconectar con nuestro interior en un paraje natural.2. Tienden a ser silenciosos o con sonidos naturales y armónicos
Si necesitas desconectar, volver a escuchar lo que tu cuerpo te pide y reiniciar, es difícil que consigas hacerlo inmerso en el «mundanal ruido». Y este ruido no solo se refiere a los sonidos estridentes o a la música a todo trapo, sino que también incluye el ruido mental, el tecnológico, la necesidad de estar disponible durante todo el día para cualquiera que quiera contactar con nosotros y, en definitiva, cualquier cosa que te aleje de la tranquilidad. Y aunque la musicoterapia tenga efectos increíbles, otros sonidos naturales como el correr del agua, el vaivén de las olas en la playa o el canto de los pájaros por la mañana pueden causar un efecto muy parecido.3. Son diáfanos y nos recuerdan al concepto de «inmensidad»
¿Alguna vez te has quedado como hipnotizado al mirar la puesta de sol en el horizonte? ¿O al mirar las vistas que se pueden apreciar desde lo alto de una montaña? Los conceptos de inmensidad, de infinito, suelen causar este efecto en nosotros. Por eso muchas veces es mas fácil encontrar la inspiración para cualquier trabajo creativo durante un paseo por la playa o por el bosque, que tras horas de concentración en nuestro cuarto de trabajo.4. Están relacionados con algún recuerdo
Puede que cada vez que vayas a un sitio particular, donde solías ir de niño o donde viviste alguna circunstancia que te ayudó a crear un recuerdo concreto, una sensación especial te invada. Y puede que dar un paseo por el pasado te ayude a desconectar de un presente agitado y una rutina agobiante.¿Ya sabes cuál es tu lugar de descanso perfecto?
¡Pues no dejes de visitarlo! Los humanos somos de las pocas especies del planeta que, una vez descubierto e identificado lo que es beneficioso para nosotros, somos capaces de ignorarlo o inventarnos una y mil excusas para postponer eternamente el disfrute de estos beneficios. Así que si ya sabes cual es tu lugar de descanso, aquel que puede ayudarte a hacer un break de las prisas y el estrés. recuérdate a menudo pasar tiempo en él. En mi caso no hay nada como dar un paseo junto a la playa, o tumbarme en la arena para oír las olas con los ojos cerrados. Ahora que vivo lejos del mar, noto más que nunca el efecto que tiene en mí cuando consigo pasar unos días en la playa. Aunque tenga otros planes, aunque el día este lleno de actividades que me encantan y que no me dejan tiempo para disfrutar del mar, intento ir aunque sea 45 minutos y aprovechar para relajarme. Y siempre que vuelvo a casa, me siento más ligera, como si las olas se hubieran llevado parte del peso que vamos cargando a todas partes…Fuente de las fotos:
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