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Stuttgart, capital del estado federado alemán de Baden Wüttemberg y ciudad más grande la provincia, se extiende a lo largo del río Neckar y es uno de los núcleos industriales más importantes de toda Alemania y de mayor renta per cápita – además de ser conocida como la cuna de la automoción.
Esto se pude apreciar en el estilo de vida de los stuttgarter, y en la cantidad de coches de lujo que pueden apreciarse paseando por sus concurridas calles o simplemente aparcados en cualquier esquina, además de los temibles atascos que se forman cada día en la ciudad, lo que le ha ganado a pulso el apodo de Staugart (Stau = atasco en alemán).
Algunos datos básicos sobre Stuttgart
Aunque con unos 600 000 habitantes, Stuttgart podría ser considerada una ciudad mediana, su región de 3700 km2 que comprende otras 179 localidades circundantes como Ludwigsburg, Böblingen o Waiblingen concentra aproximadamente 2,7 millones de habitantes, haciéndola una de las regiones más densamente pobladas de toda Alemania.
Conocida históricamente por ser una ciudad industrial, de carácter muy local y cerrado, Stuttgart ha sufrido en la última década una importante transformación – en los últimos años parece que se ha puesto de moda y que empieza a atraer a más y más personas de todas las nacionalidades.
Con un 25% de población censada extranjera, Stuttgart tiene una de las tasas de internacionalidad más altas de toda Alemania, al igual que otras grandes ciudades como Frankfurt (28%) o Múnich (25%). Al contrario de lo que se cree, estas ciudades superar a otras como Berlín (15,5%) o Hamburgo (15,6%)
Y es que la automoción tira y tira mucho.
La búsqueda constante de talento y personal cualificado para las múltiples empresas que se encuentran en toda la región, hacen que la ciudad sea muy atractiva laboralmente, en especial para todas aquellas profesiones que puedan estar relacionadas con el mundo de la automoción.
La automoción en Stuttgart – día a día
Lo cierto es que, como no podía ser de otra manera, una gran parte de la población de Stuttgart se dedica al mundo de la automoción, ya sea de forma directa o indirecta.
Desde empresas informáticas que desarrollan sus sistemas, empresas de construcción que se encargan de renovar las fábricas y oficinas, miles de empresas consultoras que ofrecen algún servicio derivado… además de todos los proveedores de diversos componentes que forman parte del gran tejido industrial.
Ciudad de origen de Mercedes y Porsche
Karl Benz & Gottlieb Daimler
No muchas personas saben que el primer vehículo del mundo fue fabricado por el ingeniero alemán Karl Benz, en el año 1886, en la ciudad de Mannheim, aunque lo hico más como hobby que con la intención de crear una gran revolución en el transporte.
Dos años después, su mujer condujo hasta la ciudad vecina de Pforzheim para demostrar lo útil que este vehículo podía ser para todo tipo de usuarios, comenzando así una tendencia que sigue siendo state of the art en nuestros días.
En 1926, Karl Benz se fusiona con Gottlieb Daimler, dando lugar a la compañía Daimler-Benz y acordando que a partir de entonces todas sus fábricas se conocerían como Mercedes-Benz.
Desde entonces, la tan conocida estrella de esta marca se ha convertido en todo un símbolo para la ciudad; que se puede apreciar en lugares tan distintivos como la torre de la estación central de trenes, recordando a todos su papel en el desarrollo económico de Stuttgart.
Ferdinand Porsche
Por su parte, el origen de la conocida marca de deportivos Porsche también se remonta a la ciudad de Stuttgart, de la mano de su fundador, Ferdinand Porsche.
Aunque originalmente Ferdinand Porsche comenzó ofreciendo servicios de consultoría para el desarrollo de vehículos, en 1939 se hizo famoso por diseñar un “vehículo para el pueblo” (Volkswagen) a petición del gobierno alemán, lo que acabó resultando en el famoso Volkswagen Beetle.
Sus tareas para el gobierno de antes de la Segunda Guerra Mundial le acabaron llevando a participar en el diseño de tanques y vehículos de guerra. Tras la SGM, fue arrestado por crímenes de guerra y pasó una temporada en la cárcel, tiempo durante el cual su hijo Ferry Porsche se aventuró a diseñar su primer coche deportivo, tras darse cuenta de que no había ningún coche en el mercado que verdaderamente le gustara. Así nació el modelo 356.
La herencia de Stuttgart aún puede apreciarse en el logo de la marca Porsche; con el conocido caballo del escudo de armas de Stuttgart en su centro y las astas presentes en el escudo de Württemberg (previamente tomadas de la era de Weimar).

El caballo de Stuttgart y las astas de los Weimar en el escudo de Porsche
El museo Mercedes-Benz
El origen de los primeros vehículos desarrollados por Benz o Daimler, además de otras historias y prototipos, así como su evolución a lo largo de los últimos 130 años puede seguirse de cerca en el museo Mercedes-Benz en Stuttgart.
Con más de 160 vehículos distribuidos en nueve plantas, el museo es una parada indispensable para el turista que pasa por Stuttgart y para todo aquel que se sienta atraída mínimamente por los coches.
Desde antiguos coches de policía, de bomberos, ambulancias o incluso un prototipo de los primeros Papamóvil, el museo nos acompaña a lo largo de cada episodio histórico y nos enseña los esfuerzos de la marca por mantenerse presente no solo a nivel privado, sino a nivel institucional y deportivo.

Foto del edificio donde se aloja el museo Mercedes
El museo Porsche
En un edificio que ya por sí solo merece la pena la visita, el museo de Porsche no está tan centrado en la historia del automóvil en general, pero sí presenta un magnífico despliegue de vehículos de la marca y su evolución; desde los primeros modelos clásicos, hasta los modelos más actuales, pasando por coches de carreras y otros vehículos curiosos.
La audioguía nos va relatando los detalles sobre la historia y producción de cada modelo de una forma muy completa que resulta interesante hasta para los menos expertos en automoción.

Moderno edificio del museo Porsche, iluminado
Mi experiencia en ambos museos de Stuttgart
Sin ser una particular fan de los coches, reconozco que ambos museos me encantaron.
Si solo tuviera tiempo de ir a uno de los dos, creo que el Museo Mercedes es más completo y dinámico, ya que cuenta con un gran despliegue de coches de muy diferente índole y me resultó muy curiosa conocer la historia del origen del vehículo.
Confieso que antes de mi visita al museo en 2009, era de las que pensaba que Henry Ford había inventado los primeros vehículos, así que imaginad mi sorpresa…
Por otro lado, la gran exhibición de Porsche, tanto de vehículos más clásicos como los más modernos, también me pareció espectacular.
Aunque mi profesión nunca ha estado relacionada con la automoción, no se puede vivir en Stuttgart sin entender (aunque sea mínimamente) la historia de los coches y ver cómo su desarrollo fue dando forma a esta ciudad, hasta convertirla en lo que hoy es (básicamente una gran ciudad llena de coches y atascos jeje, pero ésa es otra historia 😉).