
Colores de otoño en la Selva Negra
20 septiembre, 2017
Consejos para preparar tu ruta por Camboya
5 octubre, 2017Las playas de Busan están desiertas

Uno de los aspectos más enriquecedores de viajar, es poder comparar escenarios similares a los que estamos acostumbrados en nuestro día a día, pero en contextos diferentes y con resultados distintos.
Ésta fue mi experiencia en las playas de Busan, una de las ciudades costeras por excelencia de Corea del Sur.
Viajar por Corea del Sur puede provocar dos reacciones completamente distintas.
Por un lado, este país de Asia puede parecer exótico en muchos aspectos; sobre todo en lo que respecta al idioma, a la gastronomía, al estilo de los hoteles y al ritmo de vida que, como en muchos países asiáticos, desprende un aroma de agitación.
Por otro lado, sin embargo, Corea del Sur es en algunos aspectos similar a España. Su población es similar, su PIB también; son grandes fans del pescado y su gastronomía es variada y deliciosa ?.
Alejándonos de la metrópolis de Seúl y viajando hacia el extremo sureste del país, se encuentra la ciudad portuaria de Busan, la segunda ciudad más grande de Corea del sur y ubicada junto al mar de Japón. Busan es moderna y chic, una ciudad internacional y abierta al mundo y famosa en Asia por su marisco y sus numerosos festivales.
Después de pasar una semana en la ajetreada Seúl y de viajar por el interior del país, nada más bajarme del tren de alta velocidad y dejar las cosas en el hotel, salí a disfrutar de las playas de Busan y de los días soleados de Mayo. Basta decir que como malagueña que lleva años viviendo en Alemania, las oportunidades de poder disfrutar del sol y la playa y de recargar las reservas de vitamina D son escasas y nunca pasan de largo.
Tras un breve estudio de las playas de la zona, decidí ir a Haeundae Beach, una de las playas más famosas de la ciudad.
Se trata de una playa de arena blanca, muy cerca de la metrópolis y de 1,5km de longitud por 30-50 metros de anchura.
Aunque el ambiente era muy animado y el paseo marítimo estaba lleno de personas paseando a la sombra de unas guirnaldas de colores, la playa estaba completamente desierta. Acostumbrada a las playas de España en Agosto, era toda una experiencia. Quitándome los zapatos, caminé playa adentro y me senté en un banco a disfrutar de la tranquilidad y del sol, intentando absorber cada rayo.
Después de 10 minutos, una niña pequeña rompió mi trance correteando a mi alrededor y cantando algo en coreano. Su madre la perseguía playa adentro, completamente vestida y con una pequeña sombrilla a modo de parasol.
En ese momento me di cuenta de lo ridícula que tenía que ser para ellos mi imagen. Mientras que en Corea todas las mujeres luchan por mantener una piel de porcelana y sin una sola mancha solar, los “locos europeos” no solo no nos protegemos lo suficiente, sino que nos sentamos a pleno día de cara al sol, para obtener exactamente el efecto contrario.
Si es cierto lo que dicen que el sol envejece la piel, ¿será por eso, que los coreanos se mantienen tan jóvenes que parecen haber descubierto el secreto de la eterna juventud?
En cualquier caso, tras pasar un rato disfrutando de esa inmensa playa para mí sola, recogí mis cosas y me fui a seguir conociendo la ciudad. Y la verdad es que la playa de Gwangalli, con sus vistas espectaculares al puente de Gwangan, los templos de Yongung y Beomeosa y el exótico mercado de marisco de Jagalchi Market también me encantaron. Pero esto ya os lo contaré en algún otro post.